Dolor de panza, los hijos, y pedir lo imposible...

No hay escapatoria con los hijos.
Y no hay manera de descansar, de dormir o simplemente estar tranquila, si ellos están despiertos.
No hay justicia.
Tampoco puedes planear nada de nada.
Todo sale al revés cuando te atreves a trazar un mapa.

Ayer me moría del dolor de panza.
Me moría.
Me dio uno de esos dolores miserables, que piensas que no se va a terminar nunca. Un dolor tan fuerte en la boca del estómag, que se sentía como dagas de fuego.
Esta mala jugada sucedió de 3 a 6.

Me dormí a las 6:15 de la mañana, adolorida del dolor.
Me dormí porque mi cuerpo pedía esquina.
Y a las 7 Diego empezó a platicar.
Y a las 7:15 Juliana se despertó diciendo que quería desayunar.

Meto la cabeza bajo las almohadas y empiezo,
- nonono carajo no, no, no, que se duerman, que no se despierten, porque se despiertan, no es justo, estoy cansada, que cabronada de la vida… no puedo, no puedo, no voy, no voy…

Todo eso y más.

Pero por más que aprietes las almohadas y grites pidiendo un milagro que jamás va a suceder, pasarán 3 minutos y tendrás que pararte.

Nada que hacer.
Pararte.
Enfrentar a estos villanos que no tienen vergüenza ni tampoco piedad, por la pésima noche que pasaste y el dolor que sentiste.

Transportas a los dos retoños a tu cuarto con la esperanza de que se acomoden y se queden dormidos.
Sí como no.

Prepara una mamila.
Prepara un desayuno.

- Quiero Mary Poppins, quiero huevito kinder, quiero el pelo suelto…quiero, quiero quiero
Juliana comienza a pedir todo lo que es imposible de obtener.
Igual que mis dos putas horas más de sueño.

No comments:

Powered by Blogger.