Señora Santa Ana por qué llora el niño.

El domingo pasado en la carretera de regreso a México, Juliana nos venía deleitando con una canción que le enseño Nona.

Su canto aparte de ser un tanto desentonado, va elevando el decibel, conforme avanza.

Y me detengo a escucharla.

- Señora Santa Ana por qué llora el niño, por una manzana que se le ha perdido. Señora Santa Ana déme una manzana, una para el niño y otra para Dios.

 

Mi abuela Mely me cantaba esa canción cuando era chica y definitivamente así no va.

 

Le pregunta su papá,

- Juliana, ¿quién es Dios?

Juliana le responde volviendo a entonar la canción.

Su papá le pregunta de nuevo.

Y Juliana canta de nuevo. Y es ella quién actúa desesperada.

- a ver papá… otra vez… 

 

Su papá le dice,

- No me cantes de nuevo la canción y contéstame ¿quién es Dios?

 

Ella canta de nuevo la parte dónde la canción dice,

- una para el niño y otra para adios. Para adios (repite).

Adios, adios.

 

Juliana no sabe nada de Dios.

Sabe que su mamá reza con ella el Angelito para que no sueñe pesadillas y para que dé las gracias.

Lo que no sabe es que su mamá a su vez cuando se duerme, reza el Angelito también, y pide por sus propias pesadillas.

Que no son pocas.

 

Mi relación con la Religión Católica es cada día más mala.

Y ando un poco molesta conmigo porque no llevo más a fondo mis cuestionamientos sobre este tema.

Y porque durante el bautizo de Diego me la pase preguntándome si realmente me estaba creyendo la historia del pecado original.

Cómo también me pregunté porque puse a mi hijo a padecer con ese ropón lleno de moños.

 

Mi mamá se enoja cuando cuestiono los Sacramentos.

Y me dice que porque no me hago Musulmana.

 

Musulmana no creo.

Ni tampoco ando buscando Religión.

Pero ha llegado la hora de responderme un par de preguntas.

 

Sigo creyendo en Dios.

Y tengo muy buenas razones.

Sigo rezando el Angelito.

Porque me da paz, me echa la mano con los miedos y estoy un poco loca.

 

Pero quedan pendientes un par de cosas…

Para luego.