MEX-NY, huele a podrido y mallas moradas.


Volar de México a NY.

4:55 PM.

Una puta pesadilla.

Juliana se porta fatal desde el momento en que ponemos pie en el aeropuerto Benito Juárez.

El vuelo eterno.

Dicen 4 horas con 10 minutos.

Y siempre es mentira. 5 horas, más el tema de la estacionada del avión, una eternidad.

Son las 12 de la noche, Juliana no durmió siesta y ya está 7 rayas arriba de insoportable.

Nuestras maletas fueron las últimas en salir.

Salieron primero las maletas de todos.

Luego las maletas inmensas que son todas iguales.

20 le pertenecen a un sólo Señor.

¿Cómo carajos lo dejan subir 20 maletas, y a otros les hacen la vida infame por una maleta extra?

Hay algo que no sé.

Luego siguen las cajas.

Muchas cajas grandes.

Un Señor se lleva 10 cajas.

Me hago la misma pregunta.

Pero a estas alturas ya estoy echando chingados mientras doy la vuelta alrededor de la banda buscando al ladrón que se está llevando mis maletas.

Diego durmiendo en el baby-bjorn.

A mi me sale humo.

Pero no lo despierto.

Al final salen mis 2 maletas.

 

Juliana hace berrinche por la chamarra.

Me apeta. Me apeta mucho. Mi odian las chamarras. Mi odian mucho.

(Juliana no odia las cosas, las cosas la odian a ella)

 

Taxi.

Juliana no se acomoda.

Tiene calor.

La odian los taxis.

La odian los aviones.

La odia NY.

 

Llegamos a la casa.

Huele a muerto.

A 3 muertos.

Me tengo que tapar la boca y tapar la boca de mis retoños, por el olor.

Dejo a Diego y a Juliana encerrados en su cuarto.

Busco la fuente.

El refrigerador se quedo desconectado 2 semanas.

Todo está verde.

¿Cómo carajos me paso esto?

¿Por qué me pasa esto a mí?

Me jalo los pelos. Me los jalo de verdad. Doy zapateados histéricos y grito “chingada madre no puede ser” unas 36 veces.

 

Bienvenidos a NY.

 

Vamos a casa de mi mamá.

No hay camas hechas.

Hazlas.

Juliana quiere leche.

Lo único que le puedo ofrecer es una Heineken o Diet Coke.

No se le antoja ninguna de las dos cosas.

 

Juliana no pudo levantarse hoy para la escuela.

Dormir entre Diego y ella fue un insomnio planeado.

No hay de comer ni catsup.

Tenía que llegar a las 9 a la oficina.

Resolví una cuarta parte de mis problemas.

Dejé a la pobre de Eva enfrentando su cuarta parte correspondiente.

 

Estoy en la oficina.

Rosita se tocó el corazón y me dio café con un pan.

Estoy presente a medias.

Me muero del cansancio.

Muy enojada.

Y con mallas moradas.

 

 

2 comments:

  1. Flaca! ahora si te fue fatal con tu regreso...! y mira que veo la escena claramente... eso te pasa por no llevarme de dama de compañía! ya llegaste, ya terminó la pesadilla... enjoy lovely NY.
    MI Hit de este escrito, Juliana no odia las cosas, las cosas la odian a ella, jajajajaj... está de colección! NOOOO la corrijas, te lo prohibo estríctamente! te quiero horrorosa.
    muchos muchos besos! enjoy Lovely NY, he dicho!

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  2. a mi últimamente me ha estado odiando el estómago (específicamente a la leche le caigo en los wevos), me odia el clima y me odia mi cartera...esta última me aborrece...

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