Tres verdades.

1.)

Todos queremos ver buen cine. En primer lugar porque no perdemos el tiempo en una película de mierda, en segundo lugar, dicha película nos puede poner a “pensar” lo cual suele ser bueno, y en tercer lugar, obtenemos la satisfacción discreta de que estamos intelectualmente capacitados para recibir mensajes más complejos.

Pero a veces pareciera que no es tan buena idea verlas. Porque si vemos películas que aparte de ser buenas son perturbadoras, como la que nos empujamos K y yo anoche, la tarea de dormir es imposible. Y tenemos que dormir.

Crazy love:

http://www.imdb.com/title/tt0092794/

 

2.)

Todos los niños que se meten con nuestros hijos y los hieren o los hacen llorar son el enemigo.

No existe eso de que “así son los niños”, de hecho no son niños, son niños pendejos.

 

3.)

En la parada de camión todos sufren cuando llega alguien en una silla de ruedas. Esta verdad sé que es espantosa, pero nadie es discreto al respecto, los que no hacen aspavientos (unos más discretos que otros), se van o piden un taxi.

Y es que si el camión de por sí es el medio de transporte más lento, cuando el conductor tiene que salir de su asiento, bajar la rampa, subirla, acomodar la silla de ruedas, sentarse, bajar la escalera y dejar subir a los demás… la espera se hace eterna.

Pobre gente, de verdad me parece trágico y a la vez admirable. Pero uno es jodidamente impaciente, generalmente va tarde al trabajo, y de verdad es mejor olvidarse de tomar camiones.

 

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