Una década. 1ª parte.


Hace diez años, en diciembre de 1999, mis bosses, r y m, se separaron de v.

Y yo me fui con ellos.

10 años más tarde, dejamos de ser r+m.

Y aquí sigo.

Todo esto me causa mucha nostalgia.

Y no deja de sorprenderme.

Era navidad cuando m me llamó a México para decirme que ya teníamos rentada una oficina, y que me presentara a trabajar el día 7 de enero.

Me recomendó también que llegara como bandido a v, sacara mis cosas, y dejara una carta de renuncia.

Yo entre cobarde y pendeja, pensé que sería buena idea.

Pero no contaba, con que ahí estarían esperándome dos empleados, a las 7 de la mañana y literalmente no me dejarían salir, hasta que llegara v.

Llegó el jefe mayor con el que le seguía, me metieron en una oficina y me hicieron una propuesta buenísima, que para mí no fue difícil declinar.

Estaba muy clara.

Pero se puso canijo enfrentar la verdad en esa oficina.

A las 9 AM llegué a nuestra nueva oficina en el Graybar building, arriba de Grand Central.

Con mi cajota y con un dolor de muerte en las muelas.

Horas después, r me llevo al dentista y me operaron de emergencia de las muelas del juicio.


Las decisiones chicas y grandes, nos van trazando el camino, por eso se pone tan punk tomarlas.

Una vez que lo haces, sabes que arranca una avalancha de consecuencias.

Para bien y para mal.

Es de lo más emocionante.


Mi vida era otra entonces.

Me veo ahí en mi departamento del Upper West Side, estaba sola cuando me pasó mi drama de las muelas.

Pero no me la pase mal, me la pase dopada con los pain killers.

Esa decisión, tomada en diciembre de 1999, fue parte de lo que me trajo hasta aquí, hasta hoy.

Cómo estoy, dónde estoy y con quién estoy.

Con lo cual, es la puta decisión más buena que pude haber tomado.

Y me doy un aplauso.

Y otro para r y m.

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