La nevada, Handel y las Rockettes.






















La nevada maravillosa del sábado tomo su dark side el domingo.
Cómo es la memoria cabrona, deja lo bueno, archiva lo malo en el cajón de atrás y cuando nos topamos nuevamente con la verdad, es un golpe fuerte (o putazo)

Así ayer.


Juliana moría por salir a la nieve desde que amanecimos a las 7:45, así es que horas más tarde, nos abrigamos los tres y nos fuimos a la calle.

No habíamos caminado ni dos calles, cuando comenzaron los problemas.
La carriola atorada en un monte de nieve y agua, Juliana gritando que se mojaba y yo con los dos pies nadando en el fondo.

La gente pasaba y se iba por el costado para no estorbar, pero nadie ofrecía ayuda, hasta que grite,

- heeeeelp.

Y el único que estaba por ahí en ese momento, era un homeless.

Lo que fue esta escena, jamás podré describirlo en palabras.

El hombre estaba pedísimo, pero no me pude atrever a decirle nada, pues ya estaba empapado hasta las rodillas. Y cuando tomó la carriola del frente y yo por detrás, sentí que Diego aterrizaría en breve, sobre la nieve.
Y empecé,

- stop, stop, stop…
No me escuchaba y seguía caminando con la carriola absolutamente ladeada.

No sé cómo, pero a dos brazos, levanté a Juliana y la hice volar al otro lado, y enderecé la carriola lo mejor que pude, pues pesa muchísimo.
Sentí que me rompía los brazos, sin exagerar.

Cruzamos.

Le dí las gracias al homeless pues sus intenciones eran buenas.

Tuvimos que seguir adelante porque la meta estaba en la 16 y 6ª Av.
Mis tenis y mis calcetines pasados por agua, me iban congelando poco a poco cada hueso del cuerpo.
No es que sea estúpida, pero mis botas de nieve están en el storage y no he podido ir por ellas.
Y así con batallas y a jalones, logramos llegar al horror de Paragon Sports, en domingo antes de navidad.

A comprar calcetines y mi tercer par de botas de nieve.

Qué coraje.
No quería esas botas.

Pero era imposible transitar.

Y aplique la técnica de K. Cuando le da coraje pagar por algo que cree que no necesita, o una comida donde nos fue pésimo, me dice “págala tú”
Y ayer entendí el porque.

Y las botas las pago él.

Al final todo se fue mejorando, llegaron las tropas de palas y hoy las calles estaban mucho mejor.

Excepto las del East Village.

Donde está la escuela de las niñas.

Obviamente hoy como todos los días, se nos hizo tarde, tuvimos que regresarnos porque olvidamos las mochilas (¡!!!!!) y las 20 bolsitas de regalitos para los compañeros de Juliana.

Ya en el taxi, yo contaba hasta 10 lo más lento posible, y las dos niñas venían platicando sobre cada video que veían en la pantalla.

Yo con los ojos cerrados, escucho a Sivan,
- ¿what is this song? I don’t know this song…


En el fondo se escuchaba a todo volumen el Messiah de Handel – y había un coro en la pantalla cantando,
- “Hallelujah… Hallelujah"


Juliana rápidamente le contesta,
- I know this song!

Abro un ojo.
Y ella sigue,

- It’s from the Rockettes!


Sin palabras.

http://www.radiocitychristmas.com/newyork/about.html


Mis papás llevaron a Juliana a ver este show de navidad.
Y es probable que Hallelujah haya sucedido en versión Broadway.
Juliana ahora dice que le gustan las Rockettes tanto como las Barbies (mismas que me rehúso a comprarle a los 4 años).

Y es que las Rockettes son Barbies de carne y hueso.


En fin.

Dejé pendiente la explicación de Handel, para hoy en la tarde.

Entregue niñas.
Antes de salir de la escuela me conecté audífonos.
Abrí la puerta roja, mi paso se aceleró, mientras comenzaba…
- Time, time, time, look what you’ve done to me…
Tarararara tararararara
(Hazy shade of winter)

Bota de nieve bailadora.

Ultimo día de trabajo.

Mañana vacaciones.

México.

Que feliz estoy.

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