Taxis 2a parte y la grisedad.











Ayer trabajamos en la presentación hasta la 1 de la mañana.
Yo me salí una hora (8 a 9) a encontrarme con una amiga en un Opening del MOMA, dónde no ví nada del artista, pero me tomé un vodka-tonic-extra-large.
Lo necesitaba.
Regrese a la oficina y me comí un pedazo de pizza fría.
Luego, a besar a mis hijos dormidos y dormirme yo.
Agotada.
Y hoy amanecí sintiéndome “cómo atropellada”
Algo pasa cuando duermo 6 horas sin interrupción.
Mi cuerpo se asusta.

El día amaneció horrible.
Gris y lluvioso.

Las matutinasprisas de siempre.
Me tocó llevar a las dos pequeñas a la escuela.
Y NO HABIA UN SOLO TAXI.
Nos empapamos las tres paradas en la esquina.
Pataleé y mente madres porque esperamos como 25 minutos que se sintieron como 2 horas bajo el agua (literalmente).

El problema no era solo la escuela. Tenía que dejar a esas niñas y correr a la oficina, dónde nos esperaba un car service, para llevarnos a presentarle a nuestro cliente en New Jersey.
Apareció un taxi. Me lo quisieron robar, pero corrí a la mitad de la calle gritando, NO, NO, NO, NO.

Subí a las niñas.
Le dije al taxista Árabe, de la manera más amigable posible, que por favor me llevara a la escuela de las niñas, me esperara 2 minutos y después me llevara a mi oficina.
Su respuesta fue no.
Le dije,
- Por favor, me apuro a dejarlas y te prometo que te doy una buena propina.
Dijo,
- No, no, no.
Y de nuevo seguí,
- Por favor, me van a correr, tengo que llegar a una junta.
Dijo otra vez que no.
Ya estaba yo, cerca del llanto.
De pronto veo que Sivan le dice a Juliana en quedito,
- Your Mom is fighting with the cab driver again!
Y le digo,
- No! I am not fighting! I am begging! begging! begging!
Juliana le dice,
- No se está peleando.
Ella levantó los hombros a manera de “yo no sé, pero suena como pleito”
Quizás sea el caso.
Porque que mal humor tenía y que mojada estaba.

Llegamos.
Había lugar para estacionarse y el taxista me dijo,
- I’ll wait for you.

Thanks man! Thanks! Thanks!
Corro a entregarlas al salón.
Corro de regreso.
Llego a la oficina.
Subo.
Me siento en una silla y comparto con mis colegas,
- Me voy a morir de un infarto.

Pero hoy no. Trabajamos demasiado ayer.
Y nos fue muy bien.

Saliendo tomé esta foto del paisaje de Corporate America,
La imagen lo dice todo.
Y en resumen, esta imagen captura la esencia de mi mal humor, que poco a poco fue desapareciendo.
Así, como la grisedad del día…







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