Madrugando en Miami.

Hace mucho tiempo no me despertaba a las 6 para ir a trabajar. De hecho para ir a ningún lado que no fuese un aeropuerto.

Pero por razones ajenas a mí, quedamos de reunirnos en la agencia a las 7 de la mañana, para ensayar una presentación.

La levantada fue brutal pero una vez que logré salir del hotel manejando mi coche rentado, decidí tomarlo con la filosofía de “al que madruga Dios lo ayuda”.

(Pues cómo ya he comentado antes, yo si quiero que Dios me ayude).

Comencé a buscar entre las estaciones de radio, algo decente para escuchar y me topé con unos payasos hablando acerca de los resultados de una estadística entre mujeres que tienen sexo.

Me detuve ahí.

Y dos minutos después me sacaron una carcajada.

Estaban muy consternados porque según la estadística,  sólo el 30% de las mujeres, dejan a sus parejas “entrar por la puerta de atrás” (así lo dijeron ellos).

No llegué a enterarme del nombre de estos muchachos pero su programa es “el vacilón de la mañana” y dijeron unas cosas fantásticas, sin filtro ni censura. Había una mujer entre ellos, que incluso se comenzó a molestar.

Llegué a las 6:50 a la oficina, con lo cual tuve 10 minutos estacionada para seguir escuchándolos, y por segundos se fueron poniendo más ordinarios.

Me bajé del coche y me quede pensando si este programa lo escucharán sólo adultos, pues durante la mañana muchos niños en Miami deben ir en el coche.

Luego me acordé de muchos años atrás.

Cuando iba camino a Noble, mi primera agencia de publicidad.

Hubo una época en la que escuchaba al Burro y a Esteban en WFM, durante mi trayecto. Fue cuando les dio por llamar a diferentes gentes que encontraban en la sección amarilla y hacerles bromas.

En varias ocasiones me sacaron muchas risas.

La belleza de esto es que unas risas mañaneras, nos ayudan a enfrentar lo que queda del día.

Y cuando empiezas a las 6, falta muchísimo por suceder.

Que sí falta.