Dormidos y despiertos.







No puedo evitar sonreír de gozo cada vez que mis hijos se quedan dormidos.
Completamente dormidos.

Suspiro profundo, me sirvo una copa de vino (la hora feliz), me siento frente a la compu, me paro a buscar algo en el cajón, arreglo papeles, me preparo la cena, pongo música, tal vez prendo la tele.
Lo que sea.
Pero silencioso.
Qué felicidad.

Y después de cenar, lectura horizontal.
Libros, revistas, cuadernos, hojas amarillas, post-its.
Sin manitas cruzándose encima y las 20 preguntas por minuto de Juliana, mientras Diego se come mis papeles.
Una maravilla.

Pero se acaba.

A las 6:30 o 7 de la mañana, balbuceos (ahora con la G), trompetillas varias y volumen elevado.
Voy por Diego y le digo que se calle porque despierta a Juliana.
Se mete en mi cama, me jala mi cadena y se come mi reloj.
Minutos después escucho los pasitos de Juliana.
Está a punto de entrar y le digo,
-  buuuu
Brinca y después se muere de risa.

Y aquí estamos los 3 en la cama.
Quiero dormirme.
Extraño a su papá.

Pero algo me pasa en el corazón cuando los tengo aquí conmigo por la mañana.
(Malhumorada y con falta de sueño).
Reconozco en ellos, una muestra perfecta de la felicidad.
De la mía.
Y me imagino que también la de ellos.
Así es que sonrío de pensar que con muestras así de claras, puedo rebatir a quienes me digan que la felicidad no existe.

Aunque se nos vaya a ratos.
(la felicidad).

Hoy es Viernes.

Otra razón más para estar contentos.

(Por cierto pelamos a Diego y se ve feo).

1 comment:

  1. karla pizarro suarezApril 26, 2010 at 8:08 AM

    Mi tesis de la felicidad desde que conocí a mi marido y después a mis hijas es que no es un momento, es una decisión, es una actitud de vida que alimentas todos los días, que siembras y cosechas, que produces, que das y recibes... todo está en nosotros y en aprender a agradecer a Dios lo que nos regala... puede ser tan duradera como tú quieras y a ratos parece que se nos va, pero basta con recordar lo que tienes para que regrese... me basta con una sonrisa de Regina, un chiste de Renata, un abrazo de Juan, una llamada de mi mamá, cualquier cosa positiva que me pasa es un granito de arena que pongo en mi costal de la felicidad y que me hace sonreir cada vez que lo recuerdo...

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