Ikea y la eterna competencia.


Cuando mi mamá está en NY, tengo compañía para hacer las cosas que no quiero hacer sola y que además son cosas que no quiero pedirle a nadie más que haga conmigo.
Cosas cómo ir a Ikea, que queda en el culo de Brooklyn.
Y fuimos ayer.

Qué paraíso es esa tienda de Ikea.
Cabe mencionar que cada vez que voy a ver algún mueble, simplemente salgo con servilletas de colores, utensilios de cocina, marcos para los cuadros de Juliana y envolturas de regalos.
Pero el paseo es buenísimo.
La mente deja de pensar un rato en cosas importantes, para pensar en otras aún menos importantes.
Es ir a nadar entre millones de cosas bonitas que no sirven para nada.

Yo cuando voy a las tiendas, agarro y agarro cosas que me gustan, después voy depurando en el camino y las voy dejando dónde caigan.
Al final mi bolsa es siempre de un tamaño decente.
Malo y mi mamá dicen que cuando van a una la tienda conmigo y ven un brassiere arriba de unos zapatos, piensan “por aquí pasó Sofía”

Tenía planeado comprar una litera, porque la que nos gusta cuesta 2 mil dólares,  lo cual me parece una ridiculez.
Y pensé que Ikea podía ser la solución, pero la verdad que dicha litera cómo dicen los gringos, no se ve muy sturdy.

Hoy me dijo Juliana que ya lo había pensado bien y que mejor se quedaba con su cama grande.
Creo que estoy de acuerdo con ella.
Por lo menos por ahora, mientras me decido a gastar tal cantidad de dinero.
Además para Juliana es importante tener una cama grande porque dice que Sivan tiene una cama muy chica.
Todo lo que sea ganarle un par de puntos a su amiga que la maltrata de vez en cuando.

Pero nada como lo que presencié hoy.

Juliana aprendió a nadar en México y Sivan tiene pánico del agua.
Cuando comenzaron a ir a la natación juntas, ninguna de las dos sabía el nivel de natación de la otra.
Mi hija no pudo evitar sonreír al primer clavado, mientras Sivan se agarraba con miedo de la tablita flotadora.

Hoy en el taxi, camino a la escuela (otra vez tarde), Sivan dijo,
- You missed the class yesterday and it was great.

Y Juliana le dijo,
- But you need classes because you don’t know how to swim. Not me.

Sivan cambio la ruta (mientras yo pensé "eso mija"),
-  I was able to float and I was able to swim… and I was able…

Juliana le respondió,
-  Good job Sivan, I am proud of you, you will learn to swim like me.

Cabroncita.
Pero considerando que Sivan le metió un lapiz por la nariz hasta sacarle sangre... que bueno que las cosas se nivelen.
Algo.

Es más, que se quede mi hija con la cama grande.

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