It just doesn't matter.
Ayer salí corriendo de la oficina a las 12 del día.
Mientras caminaba velozmente para llegar a la puerta, se escucharon 7 diferentes Sofías.
A todos les grite,
- Me voy, me voy, me voy. Necesito irme.
Y que si lo necesitaba.
Tengo desde hace una semana, un dolor rarísimo. Cada vez que me agacho, siento que las venas de mi cuello van a explotar junto con mis mandíbulas y mi cabeza.
No sé muy bien de donde provenga el dolor, pero sospecho que es una nueva forma de manifestar mi stress. Y la yoga es lo único que me puede ayudar. Al menos por ahora.
Om yoga es un lugar fantástico y además está aquí, cruzando la calle.
Es silencioso, está a la temperatura perfecta, tiene mucha luz y los maestros son muy zensonrientes y muy zenayudadores.
La clase de ayer fue agotadora.
Y aunque hay momentos dónde logro llegar a los límites máximos de mi concentración (que no son niveles tan altos tampoco), hay otros dónde navego a la tierra de los mil pendientesenhojasamarillas y se me olvida atender el cambio de pose.
Son demasiadas cosas, son demasiadas mierdas distrayéndome y quitándome el momento de relajación. El trabajo se pone cada día más difícil y complicado. La gente buena onda y la mala onda se mezclan y confunden, mucha falta de tiempo para los que necesitan atención, gran pérdida de horas en juntas que no nos llevan a ningún lado, matarnos haciendo campañas que se mueren antes de llegar al cliente, tener los enemigos en casa, ver a los demás alrededor que están tan cansados como uno, es una pendejada estar tan agobiada por el trabajo, la publicidad, por el soñar con ser mejores, cuando no somos nada importante y claramente no estamos salvando al mundo. Apasionarme por ideas que morirán, perder el hígado en las llamadas telefónicas, pelear por causas que no son mías. ¿Qué carajos estoy pensando? It just doesn’t matter.
Esa es la verdad.
Y me sucedió algo fantástico cuando aterricé en esta verdad, acostada en mi yoga mat.
Apareció en mi mente Bill Murray dándome el speech de It just doesn’t matter de la película Meatballs.
http://www.imdb.com/title/tt0079540/
Mi mamá nos llevo a verla al cine en 1979.
El canto de It just doesn’t matter es fantástico, porque aplica a todo lo estúpido que hay en la vida, quitándonos tiempo valioso.
Y me estoy cantando esa canción desde ayer.
Ya se la canté a K.
Y hoy me la canté por la mañana.
Chingue su madre esto.
Lo que no podemos arreglar.
Lo que no nos corresponde cambiar.
Apasionamientos a la casa.
En el trabajo, lo que corresponde.
Porque cómo dice Bill Murray (y lo repetire como mantra), It just doesn’t matter.
http://www.youtube.com/watch?v=g3S_k1dRbXY
Mientras caminaba velozmente para llegar a la puerta, se escucharon 7 diferentes Sofías.
A todos les grite,
- Me voy, me voy, me voy. Necesito irme.
Y que si lo necesitaba.
Tengo desde hace una semana, un dolor rarísimo. Cada vez que me agacho, siento que las venas de mi cuello van a explotar junto con mis mandíbulas y mi cabeza.
No sé muy bien de donde provenga el dolor, pero sospecho que es una nueva forma de manifestar mi stress. Y la yoga es lo único que me puede ayudar. Al menos por ahora.
Om yoga es un lugar fantástico y además está aquí, cruzando la calle.
Es silencioso, está a la temperatura perfecta, tiene mucha luz y los maestros son muy zensonrientes y muy zenayudadores.
La clase de ayer fue agotadora.
Y aunque hay momentos dónde logro llegar a los límites máximos de mi concentración (que no son niveles tan altos tampoco), hay otros dónde navego a la tierra de los mil pendientesenhojasamarillas y se me olvida atender el cambio de pose.
Son demasiadas cosas, son demasiadas mierdas distrayéndome y quitándome el momento de relajación. El trabajo se pone cada día más difícil y complicado. La gente buena onda y la mala onda se mezclan y confunden, mucha falta de tiempo para los que necesitan atención, gran pérdida de horas en juntas que no nos llevan a ningún lado, matarnos haciendo campañas que se mueren antes de llegar al cliente, tener los enemigos en casa, ver a los demás alrededor que están tan cansados como uno, es una pendejada estar tan agobiada por el trabajo, la publicidad, por el soñar con ser mejores, cuando no somos nada importante y claramente no estamos salvando al mundo. Apasionarme por ideas que morirán, perder el hígado en las llamadas telefónicas, pelear por causas que no son mías. ¿Qué carajos estoy pensando? It just doesn’t matter.
Esa es la verdad.
Y me sucedió algo fantástico cuando aterricé en esta verdad, acostada en mi yoga mat.
Apareció en mi mente Bill Murray dándome el speech de It just doesn’t matter de la película Meatballs.
http://www.imdb.com/title/tt0079540/
Mi mamá nos llevo a verla al cine en 1979.
El canto de It just doesn’t matter es fantástico, porque aplica a todo lo estúpido que hay en la vida, quitándonos tiempo valioso.
Y me estoy cantando esa canción desde ayer.
Ya se la canté a K.
Y hoy me la canté por la mañana.
Chingue su madre esto.
Lo que no podemos arreglar.
Lo que no nos corresponde cambiar.
Apasionamientos a la casa.
En el trabajo, lo que corresponde.
Porque cómo dice Bill Murray (y lo repetire como mantra), It just doesn’t matter.
http://www.youtube.com/watch?v=g3S_k1dRbXY
you nailed it.
ReplyDeleteANA