Mis queridas amigas de México.
Esta entrada es para decirles cuanto las quiero.
La quería escribir desde ayer, pero tuve un aterrizaje bastante forzoso
en la oficina.
Además de que ustedes (un par) me mandaron en llamas al avión.
Beber mezcal antes de salir de viaje, nunca ha sido una buena idea.
Me vi muy novata.
No me desperté a tiempo.
Corrí como bandida.
Documenté y corrí a Wings
por unos chilaquiles como cualquier gueyconcrudabestial
y no me quité los lentes de sol durante todo el vuelo, cual estrella chaqueta de telenovela.
El avión un cuento de hadas.
Niños gritando encima de mi.
Sin ventana.
Con vecinos encabronados.
Y con las aeromozas pichicateándome
el agua Bonafont.
Pero llegué.
En pedazos.
Pero con mi sonrisa.
Hace mucho no me detenía a observar todo lo que me gusta de mi país.
Las cosas obvias que siguen ahí, pero luego las no tan obvias.
La “conectada”
Cómo conectamos los Mexicanos.
La sonrisa del desconocido cuando te pide la hora y la sonrisa del
mesero cuando te toma la orden.
Todo mundo ve.
Todo mundo trata.
Mis amigas, ustedes son la neta.
Me hacen reír y me hacen llorar.
Mucho cabuleo y unas risas profundas que ya me hacían mucha pinche falta.
Ya estoy de regreso en la tierra del anonimato y de caminar viendo
hacia el piso, y camino escuchando rolas en Español y pensando en ustedes que
siempre me llevan al mundo de la nostalgia y de los buenos chistes reciclados.
Les mando muchos besos cabronas.
Te extraño coño!!! Ahora a ver para cuándo es que vienes horrorosa... mil besos :)
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