Todo por la green card (Día 5)
Después de 15 años trabajando en este país y pagar
impuestos cada Abril, al fin llegó el momento que llevo años esperando.
La llegada de mi Green
Card.
(Ni siquiera sé con certeza que va a llegar).
Y estoy haciendo todo lo que me pidió el abogado en
su lista (que no es corta), a la velocidad de un vaquero.
Empezando por los putos exámenes médicos.
Para mi y para Juliana.
La lista de médicos aprobados por Immigration Services era muy larga y yo
decidí guiarme por el que estuviese más cercano.
Y así fue como llegamos Juliana y yo, al consultorio
de la Doctora S.
El consultorio de la Doctora S. es de los lugares
más inhóspitos que he visitado en esta ciudad.
Cuando Juliana vio aquello me
dijo,
- Así son los Doctores de la gente grande?
Considerando que los Doctores de la “gente chica” son
los que ella conoce (con consultorios verde limón y llenos de juguetes), este
lugar la dejó genuinamente impresionada; con sus paredes tapizadas de posters
informativos (e ilustrativos) sobre las distintas enfermedades mortales.
La recepcionista mascando chicle con la boca
abierta, la gente en la sala de espera vestida con pants y pantuflas, la
enfermera muda y grosera.
Papeles, libros, revistas de la década pasada… todo
en pequeños montones, regados por cada rincón.
Primero nos pesaron, nos midieron y nos sacaron
mucha sangre.
Y aunque me da pánico la sangre, fue cuando pasamos
con la Doctora S. que me entró realmente el miedo.
La Doctora S. es una mujer muy fea, muy chaparrita,
pasada de peso y además pelona.
Lo primero que pensé fue,
- No mames la
mala pata, esta mujer nos la va a hacer cansada.
Y conté mentalmente del uno al diez para ver cuanto
se tardaba Juliana en preguntarle porque no tenía pelo.
Pero me equivoqué.
La Doctora S. quedo prendada de mi hija, quien a
pesar de observarle incesantemente la pelona, no lo menciono hasta que
estuvimos solas en el elevador.
Me preguntó que si yo le vi la pelona a la Doctora y
también me dijo,
- ¿Ya vamos a ser Americanas como Diego?
A lo que respondí,
- Diego es Mexicano, Corazón.
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Para obtener el certificado médico de la Green Card hace falta que te revisen de
pies a cabeza, que te hagan preguntas humillantes, que te hagan análisis de
todo, que te pongan las vacunas que se les de la gana ponerte y que al final
tengas que pagar una cantidad de dinero impensable porque el seguro médico no cubre
este pendejo y excesivo gasto.
Pero yo estoy más relajada esta semana y he llegado
a un lugar de haganloquesea por mis
papeles.
Y Juliana es una verdadera campeona.
Hoy es el día 5 de mi nueva vida.
Me duele el brazo de las cabronas vacunas.
Pero tengo un sobre cerrado, que finalmente el lunes
se va camino al abogado.
Todo sea por trabajar y entrar y salir sin colas a, the land of the free and the home of the
brave.
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