Las Chinas de Hee Soo Beauty.

En la esquina de la calle 12 y la 4ª Avenida, está Hee Soo Beauty, uno de los miles de millones de negocios de mani/pedi/wax en esta ciudad.

Cómo nos queda cerca de la oficina, está limpio y tiene las super-sillas de masaje, pues vamos cada vez que hace falta. Sobre todo vamos la Maricona y yo. Y es que uno va al salón que le queda cerca porque en realidad con estas Chinas, difícilmente te encariñas.

Y no lo digo en mala onda, antes hacía mi intento de plática, pero ellas no tienen interés en establecer una relación más allá del color del barníz y la propina. No hablan casi nada de inglés y sólo hablan entre ellas.

Y se ríen, se ríen en chino a ratos.

Heidi es la jefa de Hee Soo y es ella quién me hace las cejas.

Habla inglés y al menos me sonríe.

La verdad es que me encanta acostarme en esa cama del cuartito de wax, escuchar su pésima selección musical y oler el incienso aroma primavera.

Hay algo en ese lugar que me relaja.

Me encantan los 10 minutos de silencio, con los ojos cerrados.

Hoy afuera de dicho cuartito estaba una mujer haciéndose pedicure y de pronto me clavé escuchando su plática.

Me clavé principalmente porque estaba platicando sola. Ella creía que hablaba con la China que la estaba atendiendo, pero estaba hablando sola. La China le dijo por cortesía un “nunca la había visto por aquí” o al menos eso se alcanzó a entender. La mujer le respondió,

- Si bueno vine hace un año exactamente en septiembre 11 que fue mi cumpleaños y tenia una fiesta que me organizó mi marido.

Siguió…

- Si soy de septiembre 11, que horror ¿no? El mismo día de las torres gemelas… y ese año tuve la fiesta de cumpleaños más triste de mi vida, por más que queríamos olvidar lo que había pasado, nos resultó imposible y mi fiesta parecía un funeral.

Y siguió,

- Pero la de este año, no no no (nou nou nou!) esa si que fue una fiesta maravillosa, flores, champagne, música, en una terraza… bajo las estrellas… preciosa fiesta… imagínate que… (riing)… discúlpame un momento que me llama mi hija.

Y se puso a hablar con su hija.

Después colgó y le dijo a la China,

- en qué estábamos?

Yo pensé, “estábamos”?… no sea payasa. Si la China está por acabar tu pedicure y no ha tenido ni media intervención en esa conversación.

Y me quedo pensando en la soledad.

En la puta soledad que todos llegamos a sentir.

Pero a la China le vale madres.

Y tiene su punto de razón. 

Heidi acabó con mis cejas.

Me comentó que una ceja se está levantando más que la otra por mi expresión facial.

Le pregunté si es que levanto un ojo más que el otro, y mientras le preguntaba me dijo,

- ahí está la expresión otra vez.

y se echo una risa. 

Pensé mientras me observaba en el espejo, "ojo de María Felíx"

"O de mi abuela Mely"

Que susto.

 

 

 

1 comment:

  1. jajajajjaa... te vi perfecto, pinche flaca cabrona, jajajjajaja... en qué estábamos... ya le hubieras dicho, en que esto o lo otro! está increíble, que bueno que armaste tu blog para tenerte poquito más cerca, te extraño infeliz!
    muchos besos!!!

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