Miami Life (2a parte)
El departamento azul marino en Ocean Drive, is growing on me.
La verdad es que con una cocina dónde caben más de dos, el walk-in closet, dos baños y una terraza, me siento más que satisfecha.
Es una mansión.
Y aunque sea tan azul, los 5 estamos muy adaptados.
Además tiene vista a la playa.
Así es que por la mañana, Diego y yo nos sentamos unos minutos en la silla dónde pega el rayo del sol y suspiramos un poco.
La vida en Miami transcurre de manera muy distinta a la de NY.
Los locals dicen que en NY hay mucho stress y mucha prisa.
Y la realidad es que en NY, ni hay tanta prisa, ni hay tanto stress, y veo más a mis hijos.
Aquí entre los trayectos de ida y vuelta a la oficina, pierdo dos horas de cada día.
El café de la mañana con Maryelin (una cubana encantadora), no podría ser más lento.
Les pregunta a todos los que llegan al counter, por sus hijos, sus maridos y sus nietos.
Cuando subo a mi oficina ya me están esperando en una junta.
Cuando acabo esa junta, empieza la junta que sigue.
Y cuando acaba esa junta, me avisan de las 3 juntas que faltan.
Juliana hace dibujos del sol y le molestan sus tres pares de zapatos.
Los huaraches, los mary-janes y los tenis.
Le compré unos zapatos de playa y esos también le molestan.
Diego está sufriendo con los dientes.
Y como no nos tiene acostumbrados a su llanto, lo regañamos nomás arranca el primer “bu”
Pero ya no lo vamos a hacer.
Kiko encontró unos tapones para los oídos que han sido un éxito.
Y Eva hoy se nos va para Orlando, directo al concierto de los Tigres del Norte y el sábado a Disneyworld.
Viviendo Elamericandream.
Ojalá regrese.
Ya la próxima semana nos vamos a NY.
Y dejaremos el picadillo y los pastelitos de guayaba y queso, para volver a las ensaladas y los bagels sin sabor.
Graciasadios y cómo debe de ser.
La verdad es que con una cocina dónde caben más de dos, el walk-in closet, dos baños y una terraza, me siento más que satisfecha.
Es una mansión.
Y aunque sea tan azul, los 5 estamos muy adaptados.
Además tiene vista a la playa.
Así es que por la mañana, Diego y yo nos sentamos unos minutos en la silla dónde pega el rayo del sol y suspiramos un poco.
La vida en Miami transcurre de manera muy distinta a la de NY.
Los locals dicen que en NY hay mucho stress y mucha prisa.
Y la realidad es que en NY, ni hay tanta prisa, ni hay tanto stress, y veo más a mis hijos.
Aquí entre los trayectos de ida y vuelta a la oficina, pierdo dos horas de cada día.
El café de la mañana con Maryelin (una cubana encantadora), no podría ser más lento.
Les pregunta a todos los que llegan al counter, por sus hijos, sus maridos y sus nietos.
Cuando subo a mi oficina ya me están esperando en una junta.
Cuando acabo esa junta, empieza la junta que sigue.
Y cuando acaba esa junta, me avisan de las 3 juntas que faltan.
Juliana hace dibujos del sol y le molestan sus tres pares de zapatos.
Los huaraches, los mary-janes y los tenis.
Le compré unos zapatos de playa y esos también le molestan.
Diego está sufriendo con los dientes.
Y como no nos tiene acostumbrados a su llanto, lo regañamos nomás arranca el primer “bu”
Pero ya no lo vamos a hacer.
Kiko encontró unos tapones para los oídos que han sido un éxito.
Y Eva hoy se nos va para Orlando, directo al concierto de los Tigres del Norte y el sábado a Disneyworld.
Viviendo Elamericandream.
Ojalá regrese.
Ya la próxima semana nos vamos a NY.
Y dejaremos el picadillo y los pastelitos de guayaba y queso, para volver a las ensaladas y los bagels sin sabor.
Graciasadios y cómo debe de ser.
BAGELS SIN SABOR?!?!?...donde chingados los compras? fatal tu comentario...super anti-Manhattan...
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