El regreso.
Ayer pensé que nos moríamos en el avión de Miami a JFK.
Lo retrasaron por mal tiempo y estuve una hora en el debate de nos vamos o nos quedamos.
Es el peor vuelo de mi vida y no estoy exagerando.
La turbulencia duró 2 horas seguidas, sin una sola pausa que nos ayudara a tranquilizarnos.
El avión temblaba entre nubes grises y en cada brinco se me escapaba el alma.
Eva me vio tan mal y rezando tan fuerte, que se puso aun más nerviosa de lo que estaba.
Esa cabrona que ha volado poco en su vida y que claramente sufre en el avión, se dedico a decirme que “no me preocupara, que ya estaba por terminar lo malo” mientras me apretaba cariñosamente el brazo.
Cómo una buena mamá.
Juliana y Diego dormían, lo cual fue una suerte para ellos y para mi.
Finalmente llegamos a la casa, Eva se fue a la suya, y yo bañe y acosté a mis niños.
Estaban agotados con lo cual el drama nocturno no duro más de 25 minutos.
Cuando finalmente cayeron, me tire en el sofá con un plato de queso y una copa de vino.
(No había nada más de comer en el refrigerador).
Estaba muy nerviosa pero me ganó el cansancio y me quede dormida.
A las 12 de la noche me entró un dolor punzante en el estómago y sentía que no podía respirar.
No fue hasta que revente en un llanto, lleno de sollozos, que realmente se pasó el dolor.
La verdad es que sentí pánico en ese avión.
Pensé que se acababa todo.
Así, en un puto avión de Miami a NY.
El final.
Vida incompleta.
Todos incompletos.
Lloré mucho porque no me quiero morir, ni quiero que se mueran los seres que quiero.
La muerte me aterra.
Tengo una relación muy infantil y estúpida con la muerte.
No quiero saber nada de ella.
Di gracias varias veces y me dormí como a las 3.
Hoy me sentí muy contenta desde que amanecí.
El día estuvo especialmente horrible.
Lluvia, viento, nieve.
Todo junto y mucho frío.
Hubo un momento a media tarde en la oficina, cuando volteé hacia la ventana y pensé en el sol de Miami, en el olor del mar y en mis hijos descalzos.
Los días grises suelen ser tristes, pero hoy sólo me sentí agradecida.
Agradecida y en casa.
Pensé mucho en que escribirte,y se me vino este libro a la cabeza: The Parent´s Tao Te Ching a New Interpretation, sé encontrarás respuestas a la muerte, a lo incompleto, a la impotencia...
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