No me quiero morir Doctor.


Cómo llevaba dos semanas sintiéndome como el culo, me vi en la necesidad de hacer una cita en el doctor para hacerme un examen general.
Detesto los exámenes en todas sus formas y detesto también a todos los doctores, sobre todo los gringos con sus caras de lobotomizados incapaces de sentir nada por uno (osea yo).

El doctor me pregunto cuánto bebo, cuánto fumo, uso drogas, tengo malos hábitos etc.
Luego me preguntó si yo me hacía seguido el auto-examen de senos.
Yo le dije que si y no.
¿Cómo qué si y no? me preguntó él (toda esta conversación sucedió en inglés),
Le dije,
Pues no se me hacer el auto-examen oficial, pero si me busco tumores cuando me baño. Y si siento algo raro en el seno izquierdo, corro al derecho para ver si también esta ahí. Y si lo siento igual en ambos, me quedo tranquila y pienso que es parte oficial de mi interior, hueso, ganglio, que se yo. 
Lo mismo hago con el cuello desde que un amigo de mis papás se murió de cáncer de garganta. Si está de los dos lados, ha de ser normal.

El me miro un par de segundos tratando de interpretar lo que acababa de escuchar y volvió a su laptop.

Me sacaron como 5 tubos de sangre, una enfermera tan amigable como el resto de las enfermeras en este país (todas son unas perras malhumoradas) y me hicieron varios exámenes más.

Por ejemplo hoy me hicieron un eco de la tiroides para buscar nódulos.
La radióloga me dijo que ni le preguntara nada porque ella no me podía contestar, que todos los resultados los tendría que ver con mi doctor.
Otra monada de persona.
Sólo de ver mis lágrimas derramándose por mis cachetes, mientras ella me hacía el examen y yo me imaginaba mi velorio,  tenía que haberla tocado el corazón.
Pero no fue así.
Le pregunté una última vez,
¿Si tengo algo grave me lo diría?
Y respondió,
Los resultados con tu doctor.

Tengo un miedo jodido de morirme.
Mi amiga Mari que aparte de trabajar conmigo, es notaria, tiene que soportar mis mails con instrucciones post-mortem absolutamente confidenciales.

Ya me vino a decir que ella se hará cargo de todas mis instrucciones pero que no me voy a morir.
Ojala tenga razón.

Llevo varias noches en que mis hijos se duermen, yo los abrazo, los estrujo, y se me llenan los ojos de agua sólo de pensar en la idea de dejarlos de ver.

Y llevo días pensando en la línea tan fina que existe entre todoestabien y todoestadelachingada.
Así son los accidentes y así las enfermedades y así el rayo que nos parta cuando desaparezcamos un día de la tierra.

Yo no me quiero ir para ningún lado.
Y albergo la esperanza de que al ponerlo por escrito no suceda pronto.

Mucho por hacer.
Mucho que dar.
No quiero jamás que mis hijos tengan otra mamá que esta.
Esta mera.
Yo.

Ahí lo tienes Doctor.
Esto es lo que te quería decir el otro día en la consulta, hijo de tu pinche madre.

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