A Doris se le fue el acento.


Cuando era chiquita padecía (como muchas personas) de tener una mamá que quería que a huevo me llevara con las hijas de sus amigas.
(Puede que le pase a Juliana)

El caso es que a ninguna de estas chavas las hubiese elegido yo como amistad, pero la vida nos hizo amigas de todos modos.
Una de ellas era Doris, la hija de mi tía Dora.

Ellas se fueron a vivir a Houston cuando éramos chavitas y sucedió la devaluación de López Portillo en México (Eran parte del grupo de gente que temió que llegara el comunismo. Sin palabras).

La volví a ver un año después.
Doris era la misma de siempre lo que era completamente distinto era su modo de hablar.
Su español se había vuelto muy forzado y tenía un acento de la chingada.
Me pareció fatal.
La critiqué.

Años después estoy enfrentando la situación de mi niña, víctima de los comentarios de sus familiares ya que no pronuncia bien la puta R y sin duda ya muestra el comienzo de un acento mediodegringa cuando habla en español.

Y estoy muy firme con el idioma natal en casa.
Muy.
Juliana sufre porque se le están olvidando las palabras y la que nomás no logra recordar es “olvido” con lo cual cada vez que le digo,
- Cuéntamelo en Español.
Ella me responde,
- Es que se me equivoca el español.

Le digo todos los días,
- No se dice se me equivoca se dice se me olvida.
- Ay mamá se me equivoca y se me equivoca y ya.

En fin.
No sé como hacer para que Juliana mantenga su acento Mexicano intacto.
Y me jode mucho que acabe hablando como Doris.

La verdad es que esto de los acentos es todo un tema.
Pero más digno de análisis es observar como las lecciones que nos da la vida, no se acaban, ni se acabaran nunca.
Detenerse antes de juzgar.
A Doris o a quien sea.

Porque nos puede acabar pasando lo mismo.
Chingate esa Slap…







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