Primer día de clases.

En este mundo lleno de padres over-achievers es verdad que uno cae en la presión de sus alrededores.

Juliana ya entró a su nueva escuela y todo es muy distinto a la anterior.

Empezando por las instalaciones y un salón de clases tan bonito que me da envidia. Yo también quiero ir a la escuela.

Tuvimos el meet and greet de papás, hijos y maestra, mismo que duró exactamente 45 minutos y ni siquiera reunieron a todo el salón para que los niños no se sintieran overwhelmed.

Yo se que es una gran mamada pero en fin, aquí vivimos.

El caso es que lo primero que puedo compartir es que la maestra de Juliana tiene cara de ser bastante regañona.

Entramos al salón y nos dieron unas hojas para iluminar y ponerle nuestro nombre (a todos). A Juliana le dieron una con una muñequita, a mi la de una mujer que parecía monja y a Kiko una con un muñeco de trapo queriendo parecer papá.

Todos los niños se dispusieron a escribir su nombre en el dibujo y a nuestro alrededor todas las mamás aplaudían y decían cosas como “Good job Honey”

Juliana estaba sentada y nomás no quería escribir su nombre.

Yo le dije lo más discreto que pude,

-       Juliana ahí en la rayita escribe tu nombre

Ella se empezó a enojar.

-       No sé mamá, no sé como escribir mi nombre.

Yo,

- ¿Cómo que no Juliana?, claro que sabes arranca, ándale pon primero la J.

Y la puso volteada.

Se empieza a desesperar y me dice,

- Ay mamá Ahora ya no cabe.

Yo,

- Si cabe. Te encimas un poco en la monita. No pasa nada.

Juliana,

- No mamá no cabe y no me digas ya nada.

Kiko se voltea,

- Deja de presionar a la niña.

Yo,

No la estoy presionando, si ella sabe escribir bien su nombre.

Pero Juliana no quiere.

Pasa junto a nosotros su nueva maestra y nos dice,

- How are we doing here?

Se me enreda el intestino. Me pongo nerviosa. Pienso que esta es la primera prueba que tenemos que pasar. Escribir el mentado nombre del carajo lo cual verdaderamente nos valió madres todo el verano.

Pura alberca, puro paseo, puro parque y nada de nombre ni de números y ahora lo vamos a pagar con la hija con orejas de burro en el rincón.

Sufro.

Juliana me dice,

- Yo no quería que tú vinieras. Sólo mi papi.

Gracias mijita pensé yo, ahora encima de toda mi angustia, ya me partiste el corazón con tu desprecio.

Kiko la ayuda a terminar su nombre con un plumón color rosa. No se alcanza a leer nada. Ya no digo nada. Estoy ofendida con los dos.

Es oficial, Juliana’s parents ya tuvieron su primera muestra de padres disfuncionales frente a todos los perfectos alumnos, sus madres y la Miss en medio de puros “honeys, perfect, bravo, good boy, good girl, baby, great, well done… yuhu”…

Nosotros peleados.

La miss nos sonríe.

Juliana finalmente acabo de escribir su nombre.

Yo dibuje a mi monja de morado y verde.

Kiko dibujó a su muñeco de trapo.

Nos dan indicaciones a seguir, una larga lista de supplies para comprar y nos despedimos.

Juliana sale de ahí y se olvida del nombre y de todo lo escolar.

 Se va con su papá de la mano a pasar el día en el US OPEN.

Y yo me quedo con un hueco en la panza, por ser una mamá con rastros de overachiever.