Sirenas y Barbies.

Que animosa mamá que cogió a sus dos hijos con toalla, cubetas, trajes de baño y protector solar, para llevarlos a ver el puto Mermaid Parade en Coney Island.
Que animosa y lo vuelvo a decir, de llevarlos justo el sábado más caliente del verano, viajando una hora en metro, para llegar al pavimento ardiendo y a las oleadas eternas de gente (mucha y muy fea).

Mi hija ilusionada creyendo que estaba por ver a la Sirenita de Disney.
Y empezó ese desfile lleno de drag queens y locas desesperadas porque llegara este día del año en que se podían poner sus disfraces de sirenas. Unas decidieron ir topless, otras con conchitas mínimas, había también sirenos con poca ropa y pequeñas sirenas y sirenitas en carriolas.
Había de todo.
Menos Ariel.

Mi niña sentada en el piso junto a Tizita, bajo el rayo solar penetrante.
Diego encabronado con el calor, con el gorro y con su mamá.
No había ni una sombra en todo el lugar y darle de comer a mi hijo, sentada en esa banqueta ardiendo, fue poco menos peor que el yogurt tibio que él se comió de postre.

Acabando el desfile nos fuimos al boardwalk a buscar algo de comer y una cerveza fría.
Misión imposible.
Acabamos en los hot-dogs grasosos de Nathan’s, parados en una esquina, disfrutando de la Corona más cara de Brooklyn.

A las 5:30 veníamos de regreso.
Fue un viaje mucho más corto porque la ilusión de regresar a Manhattan nos tenía contentos a todos.
Especialmente a Diego, que con el aire acondicionado no hizo más que sonreír.

Después Luz cocino una deliciosa cena para nosotros.

Y a las 11 de la noche, Juliana y yo caminamos a casa con Diego dormido en la carriola.
Primero repelando que quería un taxi.
Pero le dije que no quería despertar a su hermano.
Y cuando ví la primera mujer entaconada con minifalda le dije,
- Mira quienes pasean de noche a estas horas, solo las Barbies… y tú.
Sonrió de oreja a oreja y de ahí en adelante se fue contando Barbies todo el camino.
- Allá va una Barbie de Blanco. Y allá una de rojo, allá hay una Barbie con novio, ahí hay una Barbie con un vestido muy bonito… ¿mami la ves, la ves, la ves ?…

Muchas Barbies por NY a las 11 de la noche.
Y en medio de ese mar de Barbies, una mamá y sus dos bebes hechos pedazos.
Diego bañado.
Juliana y yo hechas un desastre, caminado de la mano contentas, olvidándonos de nuestro muy atropellado look, bajo las estrellas.


1 comment:

  1. Jajajajajajjajaja...
    Cómo en qué estabas pensando a la hora de decidir ir al desfile en Coney Island? me extraña muchísimo de tu persona, está increíble!

    y qué bien bajado ese balón de que Juliana se entretuviera contando barbies niuyourkinas... jaja!

    Muchos besos!
    Dile que cuando me vea... soy Barbie trigueña, ja!

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