El tema de las amigas (O los brownies con mota).

Después de todos esos blogs escritos acerca del tema, la mamá presidenta de la clase de Juliana, acabó siendo mi amiga.

La vida se encarga siempre de darme ese tipo de lecciones.

Y ahora que me cae tan bien dicha persona, resulta que se va de regreso a Londres.

Ayer fue su despedida. Y me invitó a cenar a su casa con su grupo de mejores amigas.

Todas mamás del East Village School. Todas vecinas, todas muy cercanas.

Yo, aunque a veces no lo parece, soy bastante penosa, y me cuesta trabajo arrancar una conversación entre desconocidas.

También tiendo a pensar que las gringas son medio maleducadas y me parece que no saludan cuando ven una cara nueva en medio de su “grupo”.

Las de ayer resultaron ser un encanto.

Ya las había yo visto por la escuela, se llaman entre ellas, las “a-list moms”

Como Pink Ladies, pero de mamás.

(para esas mamadas si se pintan solas las gringas)

Cenamos en un roof-top muy bueno, bajo la luna.

Había mucho vino y mucha comida.

Yo lleve un ceviche que no picaba, pero a todas ellas les encantó.

La reunión estuvo de lo más agradable, todas muy simpáticas, muy prendidas y muy platicadoras.

Ya entrada la noche, me llegó el hornazo de marihuana.

Yo estaba muy metida en la plática con dos de ellas, y en cuestión de nada, se velocidad cambió, empezaron las risas sin razón y hubo un brusco cambio de tema.

Alrato, otra mujer sacó unos brownies y le entrego a cada una el suyo.

Cuando probé el mío me quedo claro que eran special-brownies.

Que cosa más escolar.

Todas se comieron contentas su brownie con sabor a mota, y nadie dijo nada.

Yo envolví el mió y lo tire.

Ya había pasado la pena de la llegada, ya una de ellas me había contado una tragedia espantosa y además ya me había tomado dos copas de vino.

Así es que ponerme pacheca entre desconocidas me pareció el plus que definitivamente no necesitaba.

Y me fui para mi casa.

Esto de hacer amigas es una maravilla.

…

Hoy fue el ultimo family breakfast del año escolar.

Y llore mucho con el speech de Evelyn, la maestra de Juliana.

Detrás de mi, la mamá presidenta sollozaba.

Me imagino que era una combinación de la tristeza de la partida, con la cruda bestial de mota y vino que manejaba.

Conocernos,

Respetarnos,

Aprendernos,

Vernos como somos,

Aceptarnos…

Fue muy agradable estar en compañía de esas mujeres.

Me acorde de mis amigas queridas.

Las que son pachecas y las que no.

Todas ellas, increíbles.