La desgracia de la genética (Diego es beige).


Parece que el verano decidió llegar.
Sandalias y vestidos.
Los 27 grados de hoy me pusieron de buen humor.

Y entre otras cosas decidí que era momento de escribir.

Me distraje con la visita de K.
Tuvimos un fin de semana de pasto, de bici, de sillón nuevo, de cenar ostiones, de ir a Joe’s Pub y de cumpleaños.
Un fin de semana que estuvo muy bueno y muy familiar.

Ayer en la noche reflexionaba con K en lo intensos y complicados que podemos ser.
Los dos.
Somos una hueva, me cae.
Pero de cuando en cuando nos comportamos ligeros, nos reímos y gozamos de las cosas pequeñas.
Y ahí es cuando nos damos cuenta de que podemos ser muy agradables y simpáticos.
(ni hablar de presumidos).

Y nuestra genética se ha traspasado a otros, que ya presentan sus pequeñas complicaciones. Muchas risas, algunos dramas, mal genio, varias necedades, poco aburrimiento y menos mal que mucha imaginación.

Les pasamos el valor a los hijos y también les pasamos los miedos.
Les heredamos los genes, algunas cualidades y lamentablemente también los defectos.
Son claramente hijos de su madre.
E hijos de su padre.

El sábado Rosita vino a cuidar a mis hijos mientras nos fuimos a pasear.
Cuando llegó la hora de dormirse, Juliana le pidió que le rezara el “Angelito”
Rosita le dijo,
- Uy mi amor esa no me la sé, pero te rezo la mía…

Entre otras cosas, la oración de Rosita decía “Con Dios me acuesto y con Dios me levanto”

Rosita me contó que Juliana la interrumpió y le dijo,
- Rosita no me reces eso tan feo. Yo no quiero que Dios se acueste aquí…

Juliana y yo estamos clarísimas con respecto a esas visitas sobrenaturales.
Que el Angelito, Dios y los extraterrestres que se llevaron a Paulette, se queden afuera de nuestra casa.

Que nos cuiden desde el cielo o dónde quiera que estén.
Y sobre todo, que se queden invisibles.
(Miedo heredado).

Por la mañana de hoy, drama por otra herencia.
- (llantos) bu, bu, es que no quiero ser morena…

Me sorprendí mucho, además llevaba pocos minutos de haberme levantado y seguía algo confundida con mis sueños,
- ¿De qué hablas mi amor? ¿De dónde sacaste eso?

Juliana me respondió que lo había sacado se “su cabeza” y yo le dije que su mamá es morena, su papá es moreno y que no entendía de que color quería ser ella.

Me dijo,
- Quiero ser beige como Diego.

Diego nos observaba con su cara beige y sus ojotes, desde el piso.

Le respondí,
- Diego es beige pero se va a ir poniendo café poco a poco, como nos pasa a todos en esta familia.
Y además las morenas son muy guapas,
¿Tu mama no te gusta?

Dijo,
- Si quiero que tú si seas morena, pero yo no quiero ser morena.

Decidí hablar del desayuno, hay veces que el cambio de tema es el único recurso.

En fin, el que Diego se ponga de mal genio cuando lo alejamos del peligro y el que Juliana sea mi prieta de fuego, son cosas con las que ellos y nosotros vamos a tener que vivir siempre.

Así nos partieron la madre nuestros padres y así se las partiremos nosotros a nuestros hijos.
Pero todo con mucho amor.
Muchísimo amor.





3 comments:

  1. Wow! Que mañana! Ya no me siento solo (solo Solís). Esta padrísimo tu blog, no sé como le haces para escribir más todo lo demás.
    Abrazo y beso a los 4.
    Joe

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  2. MI reina preciosa... quiere ser beige como Diego... está increíble, dile a esa niñita que además, ella no es cualquier morena, es una morenaza de colección que va que chuta para ser aún más guapa que su mismísima madre y eso ya es mucho decir!!!! dile que la amo, a pesar de no ser beige, jajaja! muchos besos horrorosa, que bueno que ya te sentaste a escribir otra vez...

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  3. Te acuerdas de que Ana no besaba a su papá porque era CAFÉ? La prietilla está preciosa por prietilla....y no manches cuando nació Gino que el cuarto era beige, el moises beige, los velos, los moños y el niños BEIGE....!!! gracias a Dios se fue poniendo castañito al menos de los pelitos. Que cagada güerca la neta. Como quiero verlos...no conozco al beige...es subido o claro?

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