Para que somos buenos...



Juliana me preguntó hoy en la mañana que si no me gustaría ganar dinero sin tener que ir a trabajar.
Yo le dije que me “encantaría”
Después me dijo que a ella también le “encantaría” aprender sin tener que ir a la escuela.
Sería fantástico le dije.
A lo que me respondió,
- ¿Y sabes que sería más fantástico? Que solo hubiera sábado y domingo y luego sábado y domingo y luego otro sábado y domingo y luego otro sábado y domingo… (no llego a 365 pero casi).

Muy lista la cabrona.

Ayer que pasé un día mierdero en la oficina, decidí salir a ver a Juliana a su clase de tap.
Lo hubiera pensado bien.
Pues me puso de peor humor.
Llegué y me escondí detrás de un muro para verla bailar, y no movió un pie.
Estaba en lala Land viéndose en el espejo, tratando de deshacerse una coleta mientras la maestra le daba warning after warning after warning.
Pay attention Juliana!

Empecé a desesperarme y a respirar tan profundo que Juliana me vio (yo creo que primero sintió mi estresada presencia) y empezó a bailar la rutina como 3 pasos atrás con respecto a las demás niñas.
Mientras tanto su amiga Sivan, moviéndose como gacela, recibiendo aplausos de la maestra.

Yo cerrando los ojos.

El caso es que,
A Juliana le vale madres el tap.
Y me tiene pagando una fortuna.

¿Cómo decidimos en la vida lo que nos gusta y lo que no nos gusta?
¿Y a qué puta hora lo decidimos?
¿Lo deciden por nosotros y de churro le atinan a veces los padres?
¿O nos obligan a sentir gusto por las cosas?
¿Y al final, eso es posible?

Para que somos buenos.
Para que no somos tanto.
Para donde vamos encaminados.
Que miedo enfrentar no ser tan buenos para lo que nos gusta.
Que miedo la medianez.

Me regrese a la oficina de capa caída, invadida por una cascada de preguntas y sintiéndome una estúpida al no poder contestar ninguna.

A veces me siento pésima mamá.
(Seguidon).

En la noche le pregunté a Juliana que le gustaría hacer en vez de tap.
Me respondió que nadar, jugar tenis y cocinar.

No sé en que momento dejó atrás su sueño de “ser bailarina” pero me imagino que menos mal que lo hizo.
Ahora me tendré que aventar el festival de baile en Mayo, sentada junto a la mamá de Sivan, quién estará bailando de pie, a la par de su hija tan graciosa, mientras yo escondo la nariz en el programa.

A la hora de dormirse Juliana me dijo,
- Mamá ahora que no voy a ser bailarina, quiero ser maestra.

Yo suspiro.
Ojala que encuentre lo que la haga feliz en la vida.
Ojala yo sea un apoyo para ella.
Ojala yo bailara mejor. Pero mi información genética me lo impide.

Y bueno… quiere ser maestra… a dónde la metemos…
¿Será que quiere clases extras con Ms Morris?

Ya nada me sorprendería.

1 comment:

  1. Ahora que lo mencionas, yo estoy feliz viendo bailar a mis hijas y según yo están felices también ellas...prometo hablar con ellas este fin de semana y preguntarles si quieren seguir bailando...claro que me voy arriesgar a que me digan que no, y su próxima competencia es en noviembre, por lo cual NO puedo sacarlas ahorita...jajaja Dios me ayude.

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