Puro sexo y muerte...




(Mi amiga Mara me lo mando el mismo día...)

Nos mandaron llamar de la escuela de Diego.
(A sus padres).
Para otra intervención,                                                           
“Diego está imparable… hablando de cosas muy inapropiadas para su edad y como otros lo siguen, no podemos permitirlo…”
     
Yo pregunté,
¿De qué habla Diego que es tan inapropiado?
     
Respondieron dos maestras al unísono,
“De sexo y muerte”
Inmediatamente después, pregunta muy seria una de ellas,
¿Tienen a Diego en una clase de sexualidad?

Toda esta ridícula escena, sucede en una sala de la escuela, donde los padres se sientan en el sofá de los acusados.
Los acusados en este caso, Kiko el padre y culpable del 50% de su genética - y yo - pelando los ojos, aguantando las ganas de decirles, 
“no mamen”
Pero en vez de eso dije,
“No, por supuesto que no”.

Ella continuó,
¿Entonces saben si Diego tiene contacto con alguien que le hable de sexo y de muerte, constantemente?

Osea,
“Tú que trabajas (mala madre) y tienes ayuda de otros, ¿estás segura que son de fiar (mala madre)?”

Todo comenzó porque Diego le dijo a su Miss frente a todo el salón,
Miss, yo sé todo del sexo y la muerte...

Ella le dijo que no dijera tonterías, pero dice que Diego insistió en hablar del pene, la vagina y la muerte.

La Miss dice,
Nos parece muy pequeño para conocer la palabra vagina y para hablar de lo que sucede cuando la gente se muere.

Kiko brincó, antes de que yo dijera nada,
¿Pero así se llaman no? Pene y vagina. Y la gente también se muere, y los perros, a Diego por ejemplo, se le acaba de morir el suyo.

Estamos en el año 2015 y no es broma, las mujeres que trabajamos, seguimos siendo juzgadas, ante las tareas incompletas, calcetines disparejos, uniformes sin marcar, y/o cualquier tipo de fechoría que hagan nuestros hijos.

Es altamente probable que sea toda mi culpa, el que Diego no pueda todavía ponerse el zapato derecho en el pie correcto, también el que tenga modales de chango en la mesa. También soy culpable de que mis hijos llamen al órgano sexual masculino por su nombre (pene), y al femenino por el suyo, (vagina). Y me declaro absolutamente culpable de que sepan que las parejas homosexuales - tengan por ende - el mismo órgano sexual.
Todo sí.

Pero por favor no me estén chingando con que no sé con quién pasan tiempo mis hijos, que no me estén jorobando con que si estoy segura que son de fiar, porque ahí si ya me voy a encabronar.

Les dije que estaba minuciosamente al tanto, de todos los seres con quienes tenían contacto mis hijos - y que evidentemente – Juliana y Diego tenían amigos, primos, conocidos y vecinos, de otras escuelas y de otros rumbos, e incluso, tíos homosexuales, tías lesbianas y tíos heterosexuales; así como también amigos judíos, negros y chinos.

El mundo no puede empezar y acabar en esta escuela, sería demasiado chico.

Salí agobiada de la junta.
Mala madre pensé.
Como ellas...

El padre de Diego salió muy tranquilo.
Eso siempre ayuda.

Total, la mitad de la culpa es suya.


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