Niñas listas.
Pocas veces voy por la escuela de mis hijos.
Seguro si voy, cuando es importante para ellos que
vaya (i.e. cuando ellos me lo piden).
Luego también voy cuando me mandan llamar "las Misses", para darme comentarios acerca del mal comportamiento de Diego.
Pero cuando si no voy, es cuando "las mismas Misses" me dan sus
brillantes sugerencias del estilo,
“Estaría bueno que pidieras permiso en tu trabajo
para venir a la salida por tus niños un día a la semana, pues ellos ven a todas
las otras mamis y no entienden porque no estas tú…”
La mami de ellos como les dije aquella vez, trabaja.
Y ellos lo entienden re-bien.
Y la mami de ellos, no tiene que pedir permiso, ella
se manda sola y no puede salir de la Condesa al Pedregal, solo a recogerlos.
Porque además no hace falta.
Los ve en su casa.
O ellos la recogen en su oficina.
A la mami.
El caso es que Mami fue hoy a la feria del libro.
Como Diego ya lee (todo lo que es posible leer lo
lee, desde libros hasta ingredientes en la pasta de dientes), me
pareció un milestone importante, comprar libros juntos en su escuela.
Cuando me vio, salió destapado a abrazarme y fuimos
juntos a comprar literatura de su elección: dinosaurios, monstruos y animales
extraños.
Me apresuró a pagar y me dijo, “ya vete mami que se
me va a acabar el recreo”
Cabrón ingrato.
Pero yo me quede a esperar en la banca, a que saliera Juliana,
para hacer lo propio, y comprar más libros. A lo lejos observé a Diego jugar con los otros niños
– juegos un tanto incomprensibles - que involucraban tirarse, empujarse, meter
su cabeza a los arbustos y perseguirse sin razón.
A mi izquierda unas niñas muy bonitas leían sus
libros de hadas y comentaban los personaje y los diálogos, de lo más
entusiasmadas – solo les faltaba su copa de Merlot.
Comenzaron a observarme y se pasaron a mi
banca a comentar el punto, como si fuéramos amigas de antaño,
- ¿Tú eres la mamá de Diego verdad?
Si, les dije, soy la mama de Diego, ¿cómo les cae mi
niño?
- Pues trata muy mal a las niñas, nos molesta todo
el tiempo. Y se la pasa mordiendo los lápices. Y siempre pierde su material de
trabajo. Y la Miss siempre le llama la atención. Y hace muchos chistes cuando
no debe hacer chistes…
“Uy, dije yo, pues se porta pésimo… voy a tener que hablar
con él.
Ellas pensaron que yo dije “hablemos ahora mismo con
él” y se lanzaron a traérmelo.
Diego vino furioso, “Mamá, ya se acaba mi recreo, dime
rápido”
Y yo le respondí - en un renglón - lo que Juliana y Julieta me
contaron.
Diego peló sus ojos y me dijo, “Ellas son niñas, ya
sabes que no entienden nada, no entienden que es broma"
Y se fue. A seguir empujándose con los otros idiotas.
(Como
él).
Juliana y Julieta me dijeron,
- ¿Lo ves?
Y se pusieron de nuevo a comentar sus libros.
Niñas brillantes.
Desde chiquitas.
Con sus mini cerebros observando y acomodando las
fichas.
Y luego los hombres.
En la pendeja.
También desde chicos.
Sin enterarse de nada.
Y así, hasta que la muerte los separe.
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