Mi hora del baño.

Ya ni me acuerdo de la última vez que me bañe sin mis hijos metidos en el baño.

Incluso,

Esta misma mañana, mientras me bañaba – Juliana hacía pipi y después se subía las mallas repelando sin piedad, mientras Diego hacía bolitas con el papel de baño y se las metía a la boca.

Yo desde la regadera estiraba mi mano de mujer elástica, para sacarle el papel de la boca y tirarlo a la basura, mientras empapaba todo el piso y le pedía a Juliana que se calmara ya con el tema de las mallas.

Segundos después Diego regresó por más papel y se lo puso como venda en todo su cuerpo.

Me salí de la regadera en toalla y les di 5 cheerios para que me dejaran ponerme crema tranquila, pero con el platito de cheerios se sentaron a mi lado, en el piso del baño mojado.

Y así es la escena de cada mañana, con diversas modificaciones, como Diego aventándose un clavado a la tina y Juliana diciendo que ella también se quiere meter vestida (¿?).

En Miami estuvimos 3 semanas en un departamento donde la regadera estaba al nivel del resto del piso del baño.

Todas las mañanas Diego me abría la puerta y se metía en pijama conmigo, al chorro.

El y todos sus juguetes de playa. Todas las palas y todas las cubetas encima de mi.

Juliana desde afuera platicando sin parar. Porque así este viendo una película o jugando entretenida, cada que me ve camino a bañarme me dice,

-       Te voy a acompañar.

Adoro a mis hijos.

Y me dan pocas horas de sueño.

Me dan pocos ratos para mi.

Me quitan toda la energía que me queda.

Y eso es así.

Lo asumo.

Pero por favor, por favor, por favor, déjenme bañarme 5 putos minutos SOLA.

Extraño mis pensamientos de la regadera.

Puta madre.

Extraño mis pensamientos.