De hot-cakes y terapias...






El pedo de las terapias, es lo que se tardan.

Y las que no se tardan (también las he intentado), 
no sirven para nada.
Una de esas “terapistas conductuales” me pidió llevar un diario de mis sentimientos y detonadores durante cada día.
Sólo un lunes tomó medio cuaderno.
El martes tomó la otra mitad.
El miércoles decidí que más que ayudarme a ganar tiempo, me estaba quitando el poco tiempo que me quedaba libre - para algo más terapéutico - como por ejemplo, tomarme una copa de vino.

La terapia es para mi, una prueba enorme de paciencia y tolerancia, por eso no duro en ninguna, me desespera no obtener resultados - y/o técnicas inmediatas de compostura - a mi desorden mental.

Es quizás por eso (según lo platicado en terapia), que el orden de mi casa, oficina y demás espacios que "pueda controlar", me provoca una sensación de paz, fuera de este mundo.

El mismo día que comentaba este tema, le conté a mi psicóloga acerca de mi super-fantasía-familiar-recurrente, en ella...“Estamos la familia completa en una cocina maravillosa, en mi casa de sueño, cocinando hot-cakes todos juntos, uno bate la harina, otro prepara el café, uno voltea los hot-cakes en el aire, el otro cuenta un chiste que nos hace reír mucho, una belleza de amanecer, en una cocina donde todo es perfecto y las piyamas están limpias y todos se ven guapos y sin ojeras”

Una imagen inexistente.

Porque como bien lo dijo mi amiga Ana Claudia, quien me conoce y sabe cosas de mi (y de mi personalidad arrasadora),
Yo en esa cocina, con masa volando, platos ensuciándose, niños tirando harina y huevo al piso, batiéndose las piyamas, mientras mi café está enfriándose, yo con el trapo limpiando… sin la capacidad de escuchar chistes ni de disfrutar el ensuciadero interminable, viendo los hot-cakes que salen feos, crudos y gordos, no me río, seguro tengo ojeras, sin lugar a dudas exploto y los corro a todos. 

Fantasía clausurada.
Por absurda.
¿Cómo alguien que ansía el orden, puede fantasear con algo tan desordenado?
Y eso es lo que ninguna terapia te puede explicar en 20 minutos.
Toma mucho tiempo llegar a las respuestas.
Por eso las odio.

Necesito, ansío y quiero orden.
Y una terapia que vaya a buena velocidad.

En fin,
Bienvenida a la histeria, la neurosis y las fobias que solo se ponen peor con la edad.
A mi favor, puedo decir que sigo cagándome de risa seguido, me encanta mi trabajo, me echo una que otra buena puntada, soy buena compañera de viaje y hago reír a mis hijos - aunque sea un poco - todos los días.

Lo mío no es la terapia.
Pero ahí sigo.
Tampoco es hacer hot-cakes en equipo.
Prefiero cocinar sola.
(y poco).
Y that's ok.
Digo yo.
Es el menor de mis problemas…


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